ÓSCAR FERNÁNDEZ O CÓMO DESTROZAR A UN EQUIPO

En el ámbito deportivo, esta temporada han pasado cosas muy extrañas y graves en el Atleti Femenino. Son situaciones inexplicables que ningún aficionado al equipo puede comprender. El causante de todos estos vaivenes deportivos no ha sido otro que el entrenador del equipo, Óscar Fernández. 

Cuando se hizo público su fichaje por Atleti, hubo quienes dijeron que era un muy buen entrenador y que el Atleti había acertado plenamente con su incorporación. Se basaban en la labor del técnico al frente del Madrid CFF. Sin embargo, a excepción de su labor como técnico de dicho equipo y de su paso por el Unión Adarve, con el que no pasó de entrenar en Segunda B, la experiencia profesional de Óscar brillaba por su ausencia y su bagaje como entrenador era bastante pobre. 


(Foto: web oficial Club Atlético de Madrid)

El Atleti Femenino tuvo un inicio de temporada bastante bueno (con victoria, incluso, sobre el Real Madrid a domicilio). Pese a no poder seguir la estela del todopoderoso FC Barcelona, el Atleti estaba muy bien situado en la tabla en segunda posición. Pese a que habían llegado muchas futbolistas nuevas, el equipo no parecía acusar la falta de acople de esas nuevas jugadoras. 

Pero poco a poco las cosas empezaron a torcerse. Unas semanas antes de la Supercopa de España que se disputó en enero, el equipo ya comenzó a dar muestras de cierta irregularidad. Empezaron a escaparse puntos ante rivales aparentemente más débiles, se pecaba siempre de los mismos errores: un fútbol demasiado lento y previsible, un cansino toque y toque en corto del balón sin buscar los desmarques en largo, pocos tiros a puerta, llegadas al área que luego no encontraban rematadora ante la falta de una "9" nata...

Y, a partir de ahí, llegó lo peor: Óscar Fernández comenzó a realizar alineaciones muy extrañas, en las que cambiaba de su demarcación natural a algunas futbolistas y dejaba en el banquillo a varias de las figuras del equipo.  La primera que empezó a pagar los platos rotos fue Ludmila da Silva. Resultaba extraño e inconcebible ver a la brasileña fuera del once inicial de tres partidos ligueros consecutivos tras el encuentro que el Atleti jugo en Sevilla el 12 de diciembre contra el Sevilla FC. No se podía explicar cómo una delantera que, desde su llegada al club,  había sido una auténtica goleadora y que estaba dotada de una enorme capacidad para repartir asistencias a sus compañeras se veía relegada al banquillo de las suplentes. Óscar no dio ningún tipo de explicación ni nadie cosa también muy sorprendente) le preguntó por ello en rueda de prensa o en entrevistas. 

Tras el espantoso ridículo del equipo en la final de la Supercopa (derrota por 7-0 contra el Barcelona) motivado por el planteamiento cobarde realizado por Óscar Fernández, la situación siguió empeorando. La venezolana Deyna Castellanos, que era la máxima goleadora del equipo hasta ese momento, también empezó a ser suplente de manera bastante asidua. Curiosamente, este hecho comenzó a producirse coincidiendo con el inicio de las negociaciones para la renovación de la futbolista venezolana, que había reconocido poco antes en una entrevista que ya se había empezado a negociar su renovación y que a ella le encantaba la idea de prolongar su relación contractual con el Atleti. 

Surgieron, entonces, rumores de que, tal vez, la suplencia de Deyna se debía a que el asunto de su renovación se había enquistado o, incluso, a que no se hubiese llegado a un acuerdo y que la jugadora hubiese decidido no continuar la próxima campaña como rojiblanca y que esas suplencias fueran una especie de represalia.

Otra de las afectadas fue la central francesa Aïssa Tounkara. La internacional parisina cayó en desgracia del entrenador y dejó no solo de ser titular, sino también prácticamente de contar con minutos de juego.  Lo más escandaloso fue ver cómo en partidos en los que faltaban en el campo centrales debido a lesiones o sanciones, el entrenador prefería reubicar a otra futbolista antes que alinear en el once inicial a Tounkara. 

El Atleti encadenó una racha de muchas jornadas seguidas sin ganar fuera de casa, siendo incapaz de derrotar a equipos modestos como el recién ascendido Alavés Gloriosas o a un Rayo Vallecano sumido en una grave crisis deportiva, económica y de organización. Cayó eliminado de la Copa de la Reina ante el Sporting de Huelva y veía cómo por detrás el Real Madrid se acercaba, amenazando el puesto de Champions que ocupaba hasta ese momento el cuadro colchonero. La ventaja que logró el Atleti al inicio de  temporada sobre el Real Madrid había llegado a rozar los 15 puntos, pero ese margen a favor del conjunto rojiblanco había ido menguando hasta quedarse ya en prácticamente nada. 

Óscar Fernández, con sus extrañas e incomprensibles decisiones, había conseguido destrozar a un equipo con jugadoras de mucha calidad, algunas de las cuales estaban siendo ninguneadas de manera muy evidente y ante la falta de actuación de la directiva. 

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