¿DÓNDE ESTÁ LA DEPORTIVIDAD?

Cuando vi ayer cómo Ludmila caía al césped tras un forcejeo con una rival, cómo lloraba retorciéndose de dolor, cómo era asistida durante varios minutos y cómo, finalmente, se marchaba del terreno de juego cojeando ostensiblemente, no pude seguir viendo el partido. Había sido demasiado para mí tener que contemplar esa escena tan dura, la del llanto y el dolor de la jugadora a la que no solamente yo, sino también toda la afición rojiblanca que sigue habitualmente al equipo femenino le tenemos más cariño, un cariño que ella se ha ganado a pulso desde que llegó al Atleti. El resultado, en ese momento, ya me daba igual. Me daba igual que el Barcelona nos metiera 6, 14 o 20 goles. La imagen del sufrimiento de la delantera brasileña no se me iba de la mente. Y a esto se sumaba la enorme indignación que sentí al contemplar cómo las futbolistas del equipo azulgrana no echaban el balón fuera para que pudiera ser atendida rápidamente Ludmila y cómo la colegiada, Zulema González González dejaba seguir el juego durante unos segundos que se hacían interminables porque la dorsal 8 del Atleti seguía tumbada en el césped sin recibir ayuda. Hasta que el público que asistía al Metropolitano no insistió con sus silbidos y gritos para que se parase el encuentro, la árbitra fue incapaz de tomar por sí misma esta decisión.  Por todo esto, me parece vergonzosa la actitud de las jugadoras del Barcelona, la de la propia colegiada y la de la prensa deportiva. 

(Foto propia, captura de pantalla)

Vayamos por partes. En primer lugar, el comportamiento de las futbolistas del conjunto catalán. Verlas tocar y tocar el balón una y otra vez sin lanzarlo fuera, con una compañera de profesión tirada en el césped, muy dolorida y llorando me produjo una enorme indignación. Ya en la jugada que supuso el penalti que transformó Leicy Santos rodearon a la colegiada y le protestaron de manera furibunda y airada la señalización de la pena máxima. Especialmente fuera de lugar estuvo el comportamiento de Sandra Paños, la guardameta blaugrana que insistía e insistía en sus protestas y gestos de desaprobación hasta llegar a ganarse la cartulina amarilla. Que unas jugadoras que lo han ganado todo y que van líderes destacadas de la Liga adopten esa actitud por un penalti señalado durante la primera parte del partido me pareció totalmente desproporcionado y una muestra de soberbia, como si estuvieran por encima del bien y del mal y no se pudiese pitar un penalti contra ellas. Supongo que aún les debería durar el enfado por ese penalti y que cuando Ludmila cayó tras el forcejeo con una defensora del Barcelona pensaron que estaría fingiendo y por eso decidieron continuar con el juego. No reconocer cuándo una futbolista está dolorida de verdad en el césped dice muy poco de la profesionalidad de las azulgranas y más teniendo en cuenta que Ludmila es una "guerrera" que cuando recibe golpes no suele fingir, sino que se levanta y sigue luchando. Habría que preguntarles a las jugadoras del cuadro catalán cómo hubiesen reaccionado si la cosa hubiera sucedido al revés. No me quiero ni imaginar el "numerito" que hubiesen montado primero en el propio césped y, luego, a la finalización del partido haciendo declaraciones denunciando lo ocurrido. Me defraudaron ayer, y mucho, una jugadoras que podrán tener muchos títulos y premios individuales, pero que demostraron tener muy poca deportividad. Y lo malo es que no es la primera vez en la que lo hacen. Sin ir más lejos, en el último partido de la pasada campaña, la rojiblanca Ajibade corría hacia la meta blaugrana en el último minuto de partido dispuesta a anotar el 2-2 que permitiría al conjunto madrileño meterse en Champions. Pese a que el Barcelona ya no se jugaba nada (había ganado la Liga muchas semanas antes), apareció en escena Mapi León, quien con una acción desmedida y más propia del kárate que del fútbol, trató de derribar a la jugadora nigeriana del Atleti. Afortunadamente no impactó con las piernas de la africana porque, de haberlo hecho, hubiese provocado con mucha probabilidad una lesión. Luego, Aitana Bonmatí se encargó de agarrar por detrás a Ajibade, de derribarla y de impedir el gol. 

(Fuente: Teledeporte)

El Atleti, finalmente, no pudo entrar en Champions tras perder ese partido por 2-1. En el club catalán deberían repasar urgentemente el manual de deportividad. 

Por otra parte, está el papel de la colegiada. Demoró muchos segundos el cortar el juego para que Ludmila fuera tratada. Debió pensar, al igual que las futbolistas del Barça, que la brasileña estaba fingiendo. Hay que recordar que las árbitras estuvieron de huelga al principio de la temporada porque exigían ser profesionales y cobrar más dinero de lo que percibían hasta ese momento. Sin duda, estaban en su derecho y era lógica esa reivindicación. Pero, entonces, si quieres ser profesional y cobrar como tal, también tienes que ser una profesional cuando estás pitando sobre el terreno de juego y saber distinguir entre cuándo una jugadora finge una lesión y cuándo puede estar lesionada de verdad. De nuevo, me viene la duda de qué hubiese ocurrido si la futbolista tumbada en el césped hubiese sido cualquiera estrella del equipo catalán. Creo que no me equivoco si digo que hubiese detenido inmediatamente el juego. Por tanto, enorme metedura de pata de Zulema ayer.

Por último, censurar el comportamiento de la prensa. Ayer no hubo ni un solo titular en los medios deportivos digitales sobre lo ocurrido con Ludmila: Ni un solo titular sobre la lesión, sobre su posible gravedad, nada. Despachaban el suceso en las crónicas en una breve línea. En cambio, cuando una jugadora del Barcelona o del Real Madrid ha tenido que abandonar el campo lesionada, han proliferado los titulares sobre esa noticia y la preocupación por el alcance de la dolencia. Para más inri, el periódico "La Vanguardia" se quejaba de un escándalo arbitral por el penalti señalado contra el Barcelona y porque la colegiada no había concedido una ley de la ventaja en un ataque del cuadro barcelonista (pese a que la jugada acabó luego en gol tras el lanzamiento de la correspondiente falta). Eso sí, denunciar en un titular el mal comportamiento de las jugadoras azulgranas tras la lesión de Ludmila no entró en los planes del diario. No ha sido hasta este mediodía cuando Mundo Deportivo ha sacado un titular y una noticia sobre la preocupación en el Atleti por la posible dolencia en la rodilla de Ludmila. Sin duda, ya muy tarde. Los demás, de momento, ni eso. 

Ya solamente queda esperar a que las pruebas a las que va a ser sometida Ludmila no arrojen lo que toda la afición atlética está temiendo. Nadie puede imaginarse un Atleti sin Ludmila. Mucha fuerza, "pantera". 


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