UNA COPA DE ILUSIÓN

Hace unos días, en la previa del encuentro de octavos de final de la Copa de La Reina contra la Real Sociedad, comenté lo importante que era ese duelo y la necesidad de que el Atleti diera de una vez por todas un puñetazo encima de la mesa y demostrara la calidad que tiene. Afortunadamente, el equipo cumplió con creces y fue capaz de derrotar a domicilio a las donostiarras por 0-2. El triunfo colchonero y el pase a cuartos cobran mucha más relevancia viendo cómo se ha desarrollado esta eliminatoria copera.


(Fotos: Club Atlético de Madrid)

Al hecho de que el Atleti haya dejado en la cuneta a uno de los "gallos" del fútbol femenino español (al menos en los últimos años) como es la Real Sociedad, se suma la sorprendente eliminación del Levante UD ante el Alhama de Murcia y la derrota del Madrid CFF ante el Athletic Club. Hay que recordar que tanto Real Sociedad como Levante y Madrid CFF ocupan actualmente puestos destacados en la tabla clasificatoria de la Liga F. La ausencia de estos conjuntos en la siguiente ronda copera aclara el camino del Atlético de Madrid en su afán por poder pelear por el título. 

Pero, sin duda, la noticia más destacada ha sido la alineación indebida en la que incurrió el FC Barcelona al poner sobre el césped a Geyse ante Osasuna, que estaba sancionada con un partido por haber sido expulsada en el último partido que disputó de Copa la temporada pasada. Este fallo imperdonable en un club como el catalán (con más de 12 millones de euros de presupuesto y con un organigrama que se supone que debería funcionar a la perfección) despeja todavía mucho más el futuro de las rojiblancas en la Copa. Si se confirma la descalificación del Barça (esperemos que la Real Federación Española de Fútbol aplique a rajatabla el reglamento y no se deje influir por las presiones que seguro que va a recibir del propio FC Barcelona, de la prensa catalana y de diferentes sectores más del fútbol femenino), la dictadura deportiva que lleva ejerciendo en España la escuadra blaugrana desde hace ya varios años quedaría disuelta para lo que resta de competición copera y la lucha por el título estaría muy abierta. Si el Barcelona fuera, finalmente, descalificado, el rival más duro, sobre el papel, que le quedaría al Atleti sería el Real Madrid y, algo por detrás, el Athletic Club. 

El Atleti, dirigido por Manolo Cano, debería tomarse el partido de cuartos con la misma seriedad, concentración y ganas con las que afrontó el duelo ante la Real Sociedad. Las jugadoras tienen que ser conscientes de que se encuentran a tan solo dos partidos de plantarse en una final, de poder luchar por la conquista de un título tan importante como es la Copa y brindárselo a una afición huérfana de alegrías en los últimos tiempos en lo que se refiere al conjunto femenino. Deben saber que, si el Barcelona no sigue adelante, levantar la Copa sería mucho más factible. Pero, para lograrlo, el Atleti no puede pecar de apatía o de falta de concentración ni cometer los mismos fallos de campañas pasadas en las que cayó a las primeras  de cambio en Copa ante el Real Betis y ante el Sporting Club de Huelva. En un torneo donde las eliminatorias son a partido único y, a veces, en campo rival, el más mínimo despiste te deja fuera aunque el oponente sea, a priori, bastante inferior a ti. 

Si todo el asunto de la alineación indebida del Barcelona se resuelve, como es de esperar, con la descalificación del conjunto azulgrana, el Atlético de Madrid tiene una ocasión única de zafarse de la dictadura futbolística del Barça y de volver a alzar un título. Es hora de jugar las dos rondas que quedan con mucha humildad, con mucho oficio, con una mentalidad totalmente ganadora y con el convencimiento de que se puede hacer algo grande en este torneo, en esta Copa de ilusión. 



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