LA PANTERA TIENE HAMBRE DE CHAMPIONS

Las grandes estrellas del fútbol aparecen cuando su equipo más las necesitan. Son futbolistas que marcan la diferencia, que deciden partidos, que se echan el equipo a la espalda cuando hay que asumir responsabilidades, que sacan la varita mágica en momentos en los que parece que todo se va a derrumbar. Las grandes figuras del balompié nunca defraudan. Por eso, Ludmila, nuestra "pantera" de Guarulhos, ha hecho su aparición estelar cuando el Atleti se está jugando la clasificación para la próxima edición de la Champions.

(Foto: Club Atlético de Madrid)

La delantera brasileña viene de superar nueve meses de ausencia de los terrenos de juego debido a la grave lesión que se produjo en marzo del año pasado. Tras un largo periodo de recuperación, pudo por fin reaparecer en el mes de diciembre. Poco a poco fue acumulando minutos de juego, dosificando su presencia en el verde para no forzar más de lo debido. Su primer gol tras la lesión llegó en el derbi copero contra el Real Madrid. Era el primer tanto que Ludmila anotaba contra el conjunto merengue y abrió la senda de la clasificación para la siguiente ronda. Luego, llegó una serie de encuentros en los que la atacante colchonera derrochaba su ímpetu y su coraje habituales defendiendo la camiseta rojiblanca, pero el gol en Liga se le resistía: grandes jugadas personales que no terminaban teniendo la recompensa del gol, intervenciones magistrales de las guardametas que impedían el tanto, balones que se estrellaban en la madera... A Ludmila le faltaba esa pizca de suerte necesaria para volver a saborear la dulzura del gol en la competición liguera.

Fue así como saltó de titular al terreno de juego del Cívitas Metropolitano en el partido contra el Betis. En el minuto 25 del duelo ante las sevillanas, una gran jugada por banda de Ajibade permitió que Ludmila rematara a placer y perforara la portería del Betis para hacer el 1-0. El rugido de la "pantera" volvió a resonar en Liga 441 días después de la última vez. El maleficio con el gol se había roto en aquella soleada mañana en el Metropolitano. El Atleti acabó venciendo por 5-1. 

En la siguiente jornada liguera, el Atleti tenía que afrontar un duelo complicado en San Sebastián contra la Real Sociedad. Ambos equipos se habían enfrentado ya durante la presente campaña en tres ocasiones (una en Liga y dos en Copa), pero la escuadra colchonera no había sido capaz de vencer en ninguno de esos partidos (dos empates y una derrota). Sin embargo, de nuevo Ludmila hizo acto de presencia en un enfrentamiento vital para las aspiraciones del cuadro madrileño para estar en Champions la temporada que viene. Vilde Boe Risa lanzó un pase en largo para la brasileña que realizó un control perfecto, regateó a la guardameta donostiarra y marcó el 0-1 para el Atleti abriendo, de nuevo, la senda del triunfo para las rojiblancas. Ajibade, en el minuto 90, certificó la victoria para el equipo madrileño. 

El Costa Adeje Tenerife era el siguiente rival para el Atleti, que debía derrotar a las tinerfeñas si quería conservar el tercer lugar en la clasificación, último puesto que da acceso a la Champions. Los minutos avanzaban sin que las colchoneras fueran capaces de anotar en su estadio de Alcalá. Los nervios empezaron a apoderarse de la afición local... hasta que apareció Ludmila. De nuevo, una carrera en largo, una internada en el área, un primer recorte, un segundo para deshacerse de la guardameta visitante y un disparo que se hubiese colado en la red si no hubiese sido interceptado por la mano de una jugadora contraria. Roja directa y penalti. Era el minuto 70 de partido y Ludmila no dudó en ir a por el balón y en asumir la responsabilidad de ejecutar la pena máxima pese a no ser una especialista ni una lanzadora habitual. Hasta ese momento solamente había ejecutado dos penaltis en partidos oficiales con el Atleti: el primero lo transformó, el segundo lo falló. 

Todos los aficionados colchoneros aguantaron la respiración mientras Ludmila tomaba carrerilla para disparar. El lanzamiento fue hacia la derecha por el medio de la portería, la guardameta adivinó la trayectoria, llegó a tocar el esférico, pero no pudo impedir que el cuero llegara a la red. La afición atlética respiró aliviada y todas las compañeras formaron una piña alrededor de Ludmila para abrazarla. El 1-0 subió al marcador y ese resultado ya no se movió más gracias, en parte, a una intervención magistral de Lola Gallardo que salvó el empate en el minuto 94. Además, con ese gol Ludmila sumaba 77 en toda su trayectoria como rojiblanca y se convertía en la cuarta máxima anotadora de la historia del club igualada con Sonia Bermúdez. 

Ludmila consiguió con este gol su tercer tanto en tres jornadas consecutivas ejerciendo de capitana del barco sin brazalete. Ella no lo necesita. Su espíritu de lucha, su sacrificio, su garra y el amor por el escudo y por la camiseta rojiblanca la convierten en la auténtica líder de un equipo que acaricia con las manos la clasificación para la Champions.

Aún no hay nada hecho y el Atleti deberá seguir peleando hasta el final de la competición de Liga, pero Ludmila, la jugadora que luce sendas cicatrices en la rodilla izquierda y en la derecha que demuestran lo injusto que ha sido con ella el fútbol, no está dispuesta a ceder. Los colmillos de la "pantera" están afilados. Y es que Ludmila, la "pantera" rojiblanca tiene hambre, hambre de Champions.   


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